Ahí estás, con tu idea revolucionaria y ese brillo en los ojos de quien sabe que está ante algo grande. Pero llega un punto en el que la pasión y la energía no alcanzan, y el bolsillo empieza a sentir el peso de la realidad. Entonces, te preguntás: ¿es momento de buscar financiamiento para mi startup?
La primera ronda de financiación
Imaginate que tenés ese grupo de founders con una energía tremenda, dispuestos a invertir cada segundo de su tiempo. Pero por más que le metan ganas, el alquiler, el servidor, y hasta el delivery de empanadas y sushi para las juntadas de brainstorming no se pagan solos.
En situaciones así, quizás sea momento de salir a buscar capital. En esta instancia donde tenemos una idea, tiempo y entusiasmo, lo más habitual o recomendable es buscar una ronda de ángeles (entre 100 y 200k) que implique poca dilución y terms muy poco rompepelotas (perdón por la terminología legal).
El siguiente nivel de financiación
Por otro lado, tenés a aquellos que ya tuvieron su primer vuelo con una ronda de ángeles. La fiesta estuvo buena, pero la plata empieza a escasear y hay que volver a pasar la gorra. Aquí, la cosa se pone picante. Porque ya no es solo una idea y unas ganas tremendas, ahora hay que mostrar avances, números y darle al inversor una pista clara de que el camino hacia la rentabilidad no es una quimera. En estos casos, una ronda más jugosa, de 1 a 2 millones, podría estar en el horizonte. Pero, ojo, que con más plata, vienen más responsabilidades.
En tiempos difíciles
Pero (siempre hay un pero) no todo es color de rosas. Porque acá hay un desgaste natural. Supongamos que después de un tiempo en la cancha, los founders sienten que la pasión inicial decayó. Capaz que las ideas brillantes ya no brillan tanto, o se dieron cuenta de que hay otros rumbos que quieren explorar.
Ahí, por más tentador que sea salir a buscar financiamiento, hay que parar la pelota y reflexionar. A veces es necesario dejar el ego de lado y entender que salir a buscar plata ajena es una responsabilidad grande. No es solo sobre lo que vos querés, sino sobre qué podés ofrecerle a ese que confía en tu proyecto.
En fin, como en casi todo en la vida, el timing es esencial. No te apures, pero tampoco te duermas. En este tango emprendedor, hay que entender que plata que no quemaste es plata que todavía puede estar en la mesa para un proyecto que realmente te apasione.
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