Respecto de la anti-política que se suma a la política, y la multiplicidad de ideas respecto lo que debe hacerse, con quien aliarse y a quien combatir, les traigo una reflexión personal. Sin entrar concretamente en lo que es la coyuntura, les voy a dar un consejo a todos los que este tipo de cuestión los moviliza, ya sea para bien o para mal.
Es muy complicado mantenerse ajeno a la política porque es de ahí de donde salen las reglas del juego. Y en base a si estamos de acuerdo o no con determinadas reglas impuestas, tomamos partido por uno u otro sector. La realidad es que si bien Argentina está en uno de sus peores momentos históricos, el surgimiento de ciertas ideas normalmente “de nicho” en el mainstream mediático entusiasma a más de uno.
De aquí entonces surge que comience una especie de duelo dialéctico entre los que creen que es momento de irse, y los que creen que es momento de quedarse a construir una alternativa viable para gobernar y encarar las reformas que haya que hacer.
La realidad es que si sos un apasionado de la política, este es un gran momento para que te quedes y des esa pelea. Pero intentar convencer a otros que no comparten esa vocación militante, es extremadamente obtuso.
Porque la realidad es que con la ayuda correcta, cualquier persona con ideales políticos pero sin deseo de “lucha política” puede tranquilamente vivir bajo la regulación del presidente o de las ideas que más le gusten, y sin mayor lucha que presentar unos cuantos papeles apostillados.
Si te apasiona la lucha y el armado político y te gusta ser parte de un movimiento, y te gusta contribuir personalmente a un proceso que en 10 años pueda devenir en que el presidente sea un tipo como Lacalle Pou, entonces hacelo, porque el camino es lo que te hace feliz. Ahora, si lo anterior no te apasiona y querés saltearte los 10 años de lucha, Lacalle Pou puede ser tu presidente en los próximos 6 meses, mediante “votar con tus pies” e irte a vivir a Uruguay.
Sucede lo mismo con los fans de Bolsonaro, de Trump, de Merkel, de Bibi, de Maduro y de Castro. Si te gusta el camino, entonces transitalo, pero si únicamente querés llegar al resultado, entonces ahorrate una década y llegá ahora.
Personalmente, la militancia política no me llama en lo absoluto y encuentro la felicidad en otras cosas. Entonces decido bajo regulación de quién someto a mi persona física, y vivo en el país que es compatible con mis ideas. Y si eso alguna vez cambia entonces me reservo el derecho de seguir viaje.
A modo de conclusión. No se dejen llevar por manipulaciones berretas respecto de oportunidades históricas y cosas por el estilo. Vivan de acuerdo a aquello que los haga felices. Si lo suyo es el journey, quédense, peléense, putéense, alíense, traiciónense, ganen y pierdan. Si lo suyo es ir directo al resultado, me mandan un mail y lo trabajamos.
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