¿Qué pasaría si John Nash, John Woo y el Guasón se pusieran a redactar un acuerdo de accionistas? Bueno, existe una cláusula increíblemente interesante que mezcla teoría de los juegos con dilemas imposibles y potenciales backstabbings y standoffs.
Hoy les voy a explicar la magia de la cláusula Shotgun.
Suena tan explosiva como es: la cláusula Shotgun pareciera que tiene algo que ver con disparos y quilombo, y en cierto modo es así. En el campo de batalla de las relaciones de los accionistas, esta cláusula puede ser un arma potente.
¿Qué es la cláusula Shotgun?
La cláusula Shotgun, o cláusula de la escopeta, es una cláusula que se encuentra en los acuerdos de accionistas, diseñada para resolver los estancamientos entre los ellos. Imaginate que tenés un 50% de una empresa y tu socio también.
Todo marcha viento en popa hasta que surge un desacuerdo y no pueden llegar a un consenso. Puede ser algo sencillo como decidir el color del logo de la empresa, o algo grande como la estrategia de expansión de la compañía.
En cualquier caso, no pueden avanzar y se encuentran en un punto muerto. Aquí es donde entra la cláusula Shotgun.
La cláusula Shotgun funciona de manera simple pero efectiva. Cuando se activa, uno de los accionistas ofrece comprar las acciones del otro a un precio específico. El accionista al que se le hizo la oferta tiene dos opciones: aceptar la oferta y vender sus acciones al precio propuesto, o comprar las acciones del que hizo la oferta al mismo precio.
Parece una solución brillante, ¿no?
Pero acá es donde se pone interesante. El gran poder de la cláusula Shotgun es que pone a ambos accionistas en una situación de Mexican Standoff a ”todo o nada". Te obliga a ponerte en los zapatos del otro y a pensar en un precio justo. Si el precio que proponés es demasiado bajo, podés terminar vendiendo tus acciones por una miseria. Si es demasiado alto, podés verte obligado a comprar las acciones del otro a un precio exorbitante.
La importancia de asesorarse
La cláusula Shotgun es una herramienta poderosa, pero también es una de doble filo. Puede resolver un estancamiento de manera rápida y efectiva, pero también puede llevar a situaciones injustas si uno de los accionistas tiene mucho más dinero que el otro.
Por eso, si estás pensando en incluir una cláusula Shotgun en tu acuerdo de accionistas, es de vital importancia contar con un buen abogado que te guíe.
Así que la próxima vez que estés en un punto muerto con tu socio, acordate de la cláusula Shotgun. Puede ser la llave para desbloquear la situación... o puede ser la mecha que encienda la pólvora. Como siempre, la elección es tuya.
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