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Exportación de Servicios en Argentina: ¿Dónde Estamos Parados?

Foto del escritor: B&P ConsultingB&P Consulting

Exportación de Servicios en Argentina: ¿Dónde Estamos Parados?
Exportación de Servicios en Argentina: ¿Dónde Estamos Parados?

Argentina dejó de ser una ganga para contratar talento. Hace unos años, los costos en dólares eran tan bajos que las empresas internacionales no lo dudaban: contratar un argentino era una ecuación perfecta de calidad y precio.


Hoy, esa ventaja se erosionó. No somos tan caros, pero tampoco baratos. En algunos sectores seguimos siendo “moderadamente competitivos”, pero ya no es el no brainer que alguna vez fue.


Además, los empleadores internacionales no entienden nuestra lógica de aumentos salariales. En Argentina, si sube el alquiler, el supermercado y el colectivo, el trabajador espera un ajuste de sueldo del 100% o más. Para un norteamericano o europeo, acostumbrado a incrementos anuales del 5-10%, esto es directamente un pedido irracional.


No es que los empleadores sean malos; es que no entienden el loop en el que vivimos.


En el pico del bull market tech, los desarrolladores argentinos cobraban salarios estratosféricos. Había startups y fondos que convalidaban cualquier número. Pero la burbuja estalló. Hoy, muchas startups no están contratando masivamente porque no quieren quemar caja ni salir a levantar capital convalidando las valuaciones actuales. Ya no hay venture capital fácil ni sueldos de Silicon Valley para todos.


Aún así, el talento argentino sigue buscado. La diferencia es que ahora hay que salir a venderse mejor. El mercado de exportación de servicios está más competitivo y menos desesperado por contratar a cualquier precio. La oportunidad sigue, pero hay que saber dónde está la demanda y adaptarse a nuevas reglas de juego.


Argentina sigue teniendo trabas ridículas para exportar servicios. Hay tres grandes problemas:


Los salarios ya no son tan atractivos en comparación con otros países emergentes. Lugares como Colombia, México y hasta Brasil pueden ser más competitivos en costo-beneficio.


Los costos internos subieron brutalmente, lo que reduce el diferencial de ingresos que antes permitía vivir cómodamente exportando servicios.


El cepo y la pesificación obligatoria siguen vigentes, algo insólito a esta altura del partido. Se suponía que este gobierno iba a eliminar estas restricciones desde el día cero, pero seguimos con un sistema absurdo donde, si exportás servicios, te obligan a liquidar los dólares. Es irrelevante el tipo de cambio. Dolares son dólares y pesos son pesos.


No hay excusa válida para que esto siga existiendo. En un mundo normal, cualquier exportador de servicios debería poder cobrar y disponer de sus ingresos como quiera.


El monotributo además sigue siendo ridículamente bajo (aunque aumentó un poco) y el máximo para servicios debería ser 500mil USD (denominado en USD).


A pesar de todo, el mercado sigue vivo para quienes saben moverse. Cada vez hay más argentinos vendiendo productos y servicios directamente al exterior sin depender de un empleador. Emprendedores individuales están logrando instalarse en nichos específicos, aprovechando las herramientas digitales para vender internacionalmente.


El desafío es encontrar qué necesita el mercado y ofrecerlo mejor que nadie. Ya no alcanza con ser barato; hay que ser bueno, rápido y ofrecer un diferencial claro.


Así que, si estás en el negocio de exportar servicios, la pregunta clave no es si el mercado sigue existiendo (porque sigue), sino qué es lo que realmente quiere comprar hoy el mundo. Porque el que lo descubra, gana.


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