Cuántas veces hemos escuchado la frase "Elige un trabajo que ames y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida".
Esta frase nefasta está repleta de problemas conceptuales, y es la raíz de las frustraciones de muchísimos emprendedores y freelancers.
En el afán de consumir consejos de gente que el público presume exitosa, una categoría de ámplio capital social con la que los experimentados jetonean a los nuevos, es el hecho de "amar su trabajo".
Este tipo de basureo pedestaliza a quien lo emite en una especie de "yo tengo el privilegio de amar mi trabajo, y vos no, pero quizás algún día puedas llegar a ser como yo". Pero esconde todo tipo de mentiras e inconsistencias que vamos a analizar a continuación.
El quote original, atribuido a básicamente media humanidad en cualquier sitio de quotes, tiene dos problemas conceptuales. El primero es asumir que si uno ama una actividad, entonces la ama de forma incondicional. El segundo es la connotación negativa del concepto de trabajo.
Analicemos la primera. Las actividades que uno hace por placer, otorgan placer por el hecho en sí mismo de la actividad, pero también por al menos otras dos razones: El contexto en el que se hace, y la escasez.
El contexto es fundamental a la hora de asignar placer a cualquier actividad. Si uno ama irse a pescar en el medio de la semana porque sus negocios andan solos, y puede relajarse en la naturaleza y conectarse con sus pensamientos, lógicamente va a estar asociada al placer. Si uno por el contrario pesca 16hs por día porque únicamente así puede semi alimentar a su familia, el contexto es otro aunque la actividad es la misma.
Sucede lo mismo respecto de la escasez. Una actividad placentera es plancera porque es escaza, si le quitamos este componente llega a "meh" en 5 minutos, y al odio en 10.
Un clarísimo ejemplo de esto se da en el mundo de la música con respecto a las giras. Quienes son aspirantes a músico profesional, están arrancando o lo ven desde afuera, tienen totalmente idealizadas las giras. Las comparan con vacaciones (algo escaso por definición). El músico profesional con unas cuantas giras encima, las ve como algo extremadamente desgastante y muchas veces hasta las detestan. La sobrecarga de un estímulo placenterlo lo transforma en no placentero.
Lógicamente esto no significa que todo el mundo deba odiar sus trabajos. Si alteramos la frase a "encuentra un trabajo que ames y en poco tiempo lo odiarás porque es tu trabajo" no es para nada cierta, pero es más cierta que la primera versión.
Sucede que el amor no es una variable adecuada para medir al trabajo. Uno debe en todo caso amar el fruto de ese trabajo, en función de los placeres que puede proveerle. Si uno es un emprendedor, entonces puede amar el hecho de no tener que responder ante nadie u obedecer jerarquías. Si uno trabaja de forma remota, entonces puede amar su libertad ambulatoria y poner sus propios horarios. Y si a uno le va bien económicamente, entonces puede amar la seguridad que le generan sus ingresos.
El trabajo propiamente dicho, es decir los mails, las planillas, los formularios, la pantalla de la laptop, los clientes, los proveedores...tiene todo el derecho del mundo a no "amarlo" para ser feliz.
Construyan sus propios caminos de libertad e independencia y amen eso. No se dejen intimidar por la sobreactuación de quienes "aman demasiado", no sea cosa que sea un acting para venderles un curso sobre "cómo vender un curso".
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