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BVI vs. Nevis: Son exactamente iguales o hay diferencias?


BVI vs. Nevis: Son exactamente iguales o hay diferencias?
BVI vs. Nevis: Son exactamente iguales o hay diferencias?

Son iguales BVI y Nevis? A simple vista parecen lo mismo: islitas que ofrecen vehículos con propósitos específicos y un aura de misterio caribeño. Pero si uno rasca un poco la superficie, se da cuenta de que no son gemelas, sino más bien primas.


Las Islas Vírgenes Británicas son el París de las estructuras offshore: todo el mundo las conoce, todo el mundo las usó alguna vez y siguen siendo una opción sólida si uno sabe lo que hace.


Tienen historia, tienen jurisprudencia. Se usan para holdings, para estructuras corporativas que van a entrar en relaciones contractuales internacionales, y para inversiones de distintos tipos.


Muchos bancos las entienden o "toleran". Es como ir a lo seguro. Claro que todo esto tiene un precio: más papeleo, más cumplimiento normativo, más preguntas y llamadas a las 3am por proveedores externos de KYC, y esa sensación de que estás en un avión que ya no vuela tan alto como antes.


Nevis, en cambio, es otra historia. Menos conocida, más rústica, pero con un perfil cada vez más interesante. Las sociedades de Nevis están diseñadas con una lógica de defensa.


No tanto para salir a conquistar el mundo, sino para atrincherarse. Si alguien quiere ir por tus activos en Nevis, tiene que litigar allá, contratar abogados locales, pagar depósitos previos, y someterse a una jurisdicción que está blindada para proteger al que arma la estructura.


No reconocen automáticamente sentencias extranjeras, y la información corporativa está bien guardada. Nevis es el lugar al que vas cuando querés paz, silencio y una muralla legal entre tu patrimonio y el resto del mundo.


Durante mucho tiempo, esta lógica lo hacía atractivo solo para estructuras de protección patrimonial. Pero en los últimos años está empezando a pasar algo curioso. De a poco, sin hacer mucho ruido, Nevis está mostrando señales de que quiere jugar otro partido. Empieza a nacer lo que podríamos llamar un producto viable para freelancers y emprendedores internacionales.


Gente que factura en dólares, euros o cripto y que necesita una estructura simple, legal, y razonablemente bancarizable.


Y ahí es donde Nevis está empezando a encontrar un nuevo público. Aparecen algunos bancos dispuestos a abrir cuentas, y con ellos la esperanza de poder operar en paz.

BVI sigue siendo la estrella de las estructuras clásicas. Tiene peso, historia, contactos. Es la jurisdicción que usás cuando querés que todo luzca predecible.


Pero Nevis, en su rincón, está mutando. Se está aggiornando. Y está encontrando un hueco entre los que no necesitan lujo, sino funcionalidad.


Y ahí es donde empieza a ponerse interesante la cosa. Porque cuando una jurisdicción entendida históricamente como “de nicho” empieza a adaptarse a las necesidades del trabajador global, del profesional independiente, del emprendedor nómade, no solo estamos viendo un cambio técnico.


Estamos viendo un cambio cultural?. Ojala más bancos acompañen.

 
 
 

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